Verdad, Ciencia y Religión Mary Midgley

Aguilar Rodríguez Illacheni Suri

La escritora Mary Midgley, nos habla sobre un tema muy controversial,  ciencia y religión, por supuesto que la opinión de Mary Midgley es una de tantas que existen, sin embargo es una opinión que es desconocida para muchos por esa razón  en esta ocasión, vamos a analizar un poco mas afondo, desde el punto de vista de Mary Midgley es o no aceptable considerar a la ciencia y a la religión como rivales o competidores.

Nos vamos a basar en un libro que escribió Mary Midgley en el capítulo IX “Ampliar las miras”  p. 171, este apartado, nos habla precisamente de este tema, Ciencia y Religión. En este capítulo Mary nos da a conocer su punto de vista sobre “La Ciencia” y “La religión” y como afectan el significado de la vida.

Mary nos comienza a hablar sobre los diferentes términos que se tienen sobre el tema, nos habla sobre que en la época de la Ilustración, los teóricos tendrían a tratar todos los asuntos terrestres no humanos como cuestiones puramente científicas, mientras relegaban de idea de transacciones espirituales con todo lo no humano a un cajón menos respetable llamado religión.   

Estos dos temas se convirtieron en cuestiones más reflexivas, esto era así porque ni la ciencia ni la religión lograban mantenerse a resguardo de las cuestiones filosóficas. Se comenzaron a plantear enormes cuestiones sobre la ciencia tales como la evolución, la cosmología, y constitución de la materia, porque de estos temas surgían muchas preguntas las cuales no podía quedar la “filosofía de la ciencia” porque por obvias razones afectarían gravemente al significado de la vida. Por otro lado en la religión, surgieron ideales como el orden y nuestra fe en él, la fuente de poder, el destino y la dirección de las cosas.

Durante más de un siglo, la cultura de muchas personas está basada en los modelos de aquella época, como un modelo positivista “Religión” y un modelo maduro “Ciencia”, con diferentes actitudes y alternativas que pertenecen a tribus diferentes que constituyen dos esferas de pensamiento que eran sencillamente rivales.

La Ciencia no considera en absoluto los dramas imaginativos que en la actualidad rodean la idea de “ciencia”,  gracias a esta idea se han escrito muchos libros que nos hablan sobre el origen de la vida, sobre la evolución, y el cómo podemos desarrollar mecánicamente para poder trascender a nuevas dimensiones de el tiempo y del espacio, más allá de nuestra comprensión.

A respuesta de este tipo de libros, la religión nos muestra libros que nos dicen “tú eres el otro”, estos libros estaban pensados para destacar hasta qué punto es irreal el juzgar a la ciencia en nuestro pensamiento y nuestra vida, pretendía mostrar cómo todo nuestro pensamiento, incluida la ciencia, procede de nuestra imaginación.

Sin embargo la ciencia  y la religión tienen un tema compartido, no hay duda que en el pasado, muchos científicos crearon el “Cientificismo”, la fe ciega  a la ciencia como curación de todos los males y la  manera apropiada de resolver todas las preguntas, lo que nos lleva claramente a la idea de religión y su fe para resolver los problemas de la vida.

Hoy en día se cree que si no perteneces a la ciencia, eres rival de la religión, y viceversa. Pero “este tema no es un asunto de bandos, es un problema para todo el mundo” dice Mary. Ni los científicos ni los religiosos son culpables de que de ellos solo esperemos una orientación espiritual, o una nueva técnica de curación con rayos láser. Pero ninguna de las dos se ha detenido a reflexionar con el suficiente tiempo y preparación para aceptar lo que el resto de la vida nos ofrece.

En conclusión, nuestra situación actual es demasiado peligrosa para que permitamos este tipo de distracciones, las falsas esperanzas tienden a brotar y florecer allí donde no hay un sustrato comunitario coherente de un futuro ya sea de una nueva máquina o de un futuro celestial, que nos den significado a la vida, porque las personas no pueden vivir sin respuesta a eso. La ciencia y la religión han venido a satisfacer la demanda, de elaboraciones como versiones supersticiosas o fantásticas del mito de algo, pero las dos, por más diferentes que sean tiene un único fin, de dar un sentido a la vida.